«Adiós a una Leyenda del Fútbol: El Inmortal Mario Zagallo, Triunfador Mundial como Jugador y Estratega»

Mario Zagallo, una figura emblemática en la rica historia del fútbol brasileño, ha dejado un vacío imborrable a los 92 años de edad. Su legado abarca desde la gloria de conquistar el primer título de la Copa del Mundo en 1958 hasta su destacado papel como embajador del torneo que Brasil acogió en 2014.

Zagallo, el pionero en alcanzar la gloria mundial tanto como jugador como director técnico, participó en cinco finales, una gesta inigualable. Dos coronas como jugador en 1958 y 1962, una como entrenador en 1970 y otra como asistente en 1994, resaltan su impacto indeleble en la historia del fútbol.

Incluso el respetado Tite, exentrenador de la selección brasileña, buscó la sabiduría de Zagallo antes de llevar al equipo a los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, demostrando la influencia duradera del ícono del fútbol.

Para los brasileños, Zagallo encarnaba patriotismo, entrega y gloria. Su fallecimiento fue confirmado por Ednaldo Rodrigues, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), quien lo describió como «una de las mayores leyendas» del deporte.

Ni la CBF ni la familia de Zagallo han revelado la causa de su partida, pero la tristeza envuelve a los aficionados y a aquellos que compartieron el campo con él. Los clubes brasileños donde jugó y dirigió también expresaron sus condolencias, subrayando la dimensión del impacto que tuvo en el fútbol nacional.

Las redes sociales de Zagallo lo recuerdan como un «padre dedicado, un abuelo amoroso, un suegro atento, un amigo leal, un profesional victorioso y un gran ser humano». Su legado es el de un héroe gigantesco, un patriota que deja tras de sí un legado de logros notables.

A lo largo de su carrera, Zagallo demostró ser un adelantado a su tiempo. Desde sus días como delantero con el América de Río de Janeiro hasta liderar a la selección en la conquista del tricampeonato en 1970, su contribución al fútbol brasileño es innegable.

Su trayectoria como entrenador incluyó etapas exitosas con equipos de renombre y una destacada participación como asistente en el título de Brasil en 1994. Sin embargo, también enfrentó críticas, como en la final de 1998, donde permitió que Ronaldo jugara a pesar de problemas de salud.

Zagallo, supersticioso con el número 13, siempre lo consideró su número de la suerte, relacionándolo con sus éxitos como jugador y entrenador. Su pasión y dedicación dejaron una huella indeleble en la historia del fútbol brasileño, y su legado perdurará como una fuente de inspiración para las generaciones venideras.